miércoles, 24 de julio de 2019

Cronica II/ Joel Ortiz

ANTETÍTULO
Seguridad Social 
TÍTULO
Han robado al nuevo vecino
SUMARIO
A horas de la madrugada se realizó el robo de las memorias de dos automóviles. El dueño quedó impactado por dicho robo.
CUERPO DEL TEXTO
En la cooperativa  24 de Julio, ubicada al sur occidente de Quito, es raro escuchar que habitantes del sector han sido víctimas de robos. Pero, el sábado 4 de mayo del presente año, el vecino  Roberto Vásquez fue afectado por un plan bien elaborado de rufianes.
      Diez perros habitan en el vecindario, acostumbran a ladrar cuando una persona desconocida pasa por las calles del sector. Recuerdo que esa noche llegué a las diez y media a mi casa. Fue un día cansado, leí tres capítulos del libro “Introducción a la Semiótica”. Tuve clases en la universidad de siete de la mañana a siete de la noche. Apenas llegué a mi casa comí un plato de arroz con atún y a las once de la noche me acosté a dormir. Me desperté a las tres de la mañana, sonó una de las alarmas comunitarias que queda en lo alto de un poste, a ocho metros de mi casa. Hacía mucho frío, y se podía sentir que en esa madrugada estamos a cuatro o cinco grados centígrados.
     Al salir de mi casa, doce vecinos se encontraban reunidos frente a las doscientas catorce  gradas que hay en el vecindario. Empecé a preguntar qué había pasado. “Creo que le robaron al vecino” dijo Clemencia Guato, una señora de 58 años, de baja estatura y con cabello oscuro.
     Caminé unos diez metros, vi que Roberto Vásquez, un hombre alto que medía aproximadamente un metro con setenta y que aparentaba treinta y cinco años,  se encontraba revisando la puerta del garaje de su casa, una puerta grande, de metal y de color verde.
     Me le acerqué y le saludé con un apretón de manos. Pude percibir un leve olor a humo de cigarrillo al saludarle. Se encontraba muy relajado para ser la víctima del robo. Roberto Vásquez comentó que dos ladrones forzaron las cerraduras de la parte inferior izquierda de la puerta del garaje. La esposa del afectado, Sofía Changoluisa, una mujer de tez blanca, pequeña y delgada , que aparentaba treinta años, mencionó que apenas pudo escuchar que dos de sus perros empezaron a ladrar, y fue ahí cuando ella se dio cuenta que dos individuos se subieron en un carro Chevrolet Sail rojo y sin placas. Llevamos viviendo aquí tres meses, no pensé que nos llegaría a pasar esto mencionó la esposa de Roberto Vásquez.
     Fernando Almachi, un señor pequeño, que medía aproximadamente un metro con sesenta, y que aparentaba cuarenta años, dijo a Roberto que revise si los ladrones lograron llevarse algo de valor.  Después de cinco minutos se dieron cuenta de que los dos malandros se habían llevado las computadoras de los dos autos que se encontraban estacionados en su garaje. El primero auto es un Nissan Sentra, del año 2017, y el otro un Chevrolet Sail, del año 2018, mencionó Roberto Vásquez.
     Dilan Cayo, un joven de 23 años, llamó al 911, y luego de veinte minutos llegaron tres uniformados en una patrulla. Los policías le dijeron a, Roberto Vásquez, dueño de los dos autos, que debe poner una denuncia en la UPC más cercana, en este caso, en la UPC de La Santiago, que queda a ocho cuadras del lugar del crimen.
CONCLUSIÓN
Tras esto, Roberto Vásquez y los doce vecinos que se encontraban en la calle, hicieron la petición de que se realicen más controles y patrullajes a horas de la madrugada. Fue un acto que sorprendió a los vecinos presentes, por lo cual los doce vecinos hicieron conciencia y mencionaron que se debe generar una mayor unión por parte de los habitantes del sector, para poder hacer frente a este tipo de infortunios.



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