Título
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¡ADIÓS A LA HUEVADA!
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Foto: Gabriel Orozco
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Sumario
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Desde que cumplí mis 17 años, soñé siempre con tatuarme. Pero no sería el
primer tatuaje que me haría, pues como la mayoría de jóvenes tontos, hice de
mi piel, un lienzo para marcar lo que entonces pensé seria mi amor eterno, ¡qué
ilusa! Ahora que finalmente lo hice, no creí que sería tan grande, y la
pregunta es: ¿realmente me gusta?
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Cuerpo
Tenía recién cumplido mis 15 años cuando, por primera vez, me pagaron una
pequeña cantidad de dinero, $40 para ser exactos, por ayudar a cuidar a unos
niños en una guardería durante las vacaciones en el 2012.
Recuerdo claramente que aquel día, saldría con mi mejor amigo del
colegio, Jordy Espinosa, (Fuente 1)
iríamos al cine y nada más. Cuando nos vimos me deje contagiar por su
curiosidad de hacerse un tatuaje, claro él no tenía dinero, pero yo sí. Me convenció
y nos subimos a un bus rumbo al centro comercial El Espiral, donde la hermana
de mi amigo solía hacerse sus tatuajes. En el camino charlábamos de que sería
lo que me tatuaría, y claro, yo bien pendeja, en pleno auge de mi primera
relación sentimental le dije:
-
(yo) ¡Quiero hacerme las iniciales del Jadán! Total, somos novios,
estamos enamorados y esto va de largo.
-
(Jordy) ¡No seas muda hijita!, ¿Qué vas a hacer cuando terminen? Hasta un
sol tribal mejor…
-
(yo) No no, bueno si me gustan, pero sería una forma de demostrarle mi
amor. (Diálogo)
No se discutió mas en el camino sobre el tema. Al llegar al lugar donde
hacían los tatuajes, y en ese entonces, me sorprendí; un lugar sucio, oscuro,
puras calaveras, las luces medianamente bajas y lo típico en esos estudios.
Luis (Fuente 2) el dueño del
lugar, se acercó y nos preguntó que queríamos. Jordy fue quien hablo y
gracias a él me tatuaron. Cuando Luis me pregunto qué significaba, se rio y
en ese mismo momento e redujo el tamaño del tattoo. Ahora ese acto, realmente
lo aprecio bastante.
Mi madre no es de las personas que compartan hacerse un tatuaje, ahora
claro yo tenía uno pequeño, pero mi piel estaba manchada. Solo escuchaba a mi
hermano decir: “los tatuajes no te hacen delincuentes y, ni una corbata
decente”. Supongo que tenía su apoyo.
Finalmente, luego de 7 años, y con dinero de las utilidades de mi trabajo
anterior, logré conseguir un diseñador para taparme esta huevada, como
cariñosamente lo llamaban mis amigos y mi enamorado.
Hice una cita previa antes de tatuarme para averiguar costos, diseño,
colores, etc. Dany Yepez, (Fuente 3),
dueño del estudio, era recomendado de mi hermano mayor. No obstante, al
llegar a su local, me atendió Gabo Orozco (Fuente 4), y acordamos todos los detalles de mi tatuaje. Lo
quería un tanto grande, si, de colores con los que más uso ropa, y con
símbolos que representen mi vida, exactamente mi familia, un símbolo hindú y,
una huella de la pisada de un perro que representa a mi mascota Ciruela.
Luego de todo, simplemente me arrebate, pague para agendar mi cita y el
día ha llegado. Me he despertado ansiosa, he subido a mi estado de Whatsapp
el diseño que hizo Gabo para mí, estoy emocionada y mi mejor amiga de la
escuela, Mishell Aguirre, (Fuente 5)
me acompañará.
Tuve inscripciones en la universidad. Desorganizados como siempre. Pero
me desocupé justo a tiempo. Son la 1:20 de la tarde y hubo un ligero cambio
de planes. Mishell no pudo venir, así que bajé con mi enamorado (Fuente 6). Me recosté en el sillón,
todo estaba listo, llenos de pasticos para que no se contamine nada, los
colores en unas pequeñas tapas, había una lámpara increíblemente grande a
lado mío, y todo alrededor se veía más limpio y ordenado, tenía un aspecto
muy aniñado el lugar. Me sentí cómoda y Gabo empezó a inyectarme color.
Francisco, mi enamorado, paso riéndose, conversando y preguntando todo, como
siempre lo hace. Yo por otra parte trabaja de concentrarme en algo para que
no me doliera tanto. Se llegó a un punto en el que no regresaría a ver hasta
que finalizara todo y, así se fue. Como Dany sube los trabajos a la red de
Instagram (fuente 7), y mi hermano
lo sigue, pues era de esperarse que me escribiera. Patricio (Fuente 8) se sorprendió al ver la
historia y las fotos que le envié, claro fue gracioso porque el nuevo tatuaje
quedó enorme, y nosotros sabemos cómo piensan nuestros padres. Por otro lado,
mis amigos estaban felices, les gustó el resultado final. Pero respondiendo a
la pregunta de si me gustó, pues sí, ¡me encantó!
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Actualmente tengo 21 años y soy la cuarta de
5 hijos. Los dos mayores tienen tatuajes y de igual forma, ambos son
“racionales”. Siempre he pensado que este mundo de tattoos es la onda, pero
es más que eso. Ahora que tengo básicamente 1, pero de tamaño considerable,
solo pienso en romper los estigmas de la sociedad y pues, me apego mucho a la
siguiente frase
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Frase
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“Los tatuajes no te hacen delincuentes y, ni
una corbata decente”.
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martes, 30 de julio de 2019
Betshabe Ortiz - Crónica 1
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