martes, 23 de julio de 2019

CRÓNICA 2 / ALEJANDRA PARRA

ANTETÍTULO
Enfermedad
TÍTULO
LO QUE EL CÁNCER SE LLEVÓ
SUMARIO
Si bien el trabajo de una madre es entendido como el cuidado de los pequeños, su labor apunta también, a la constante enseñanza y compañía en el camino de nuestras vidas pero cuando alguien pierde a su madre, no hay dolor que lo iguale.
ENTRADA/
INTRODUCCIÓN
La mañana del 02 de Agosto, con un desgarrador frío de 7ºC, Lourdes se encontró con la muerte. Su hijo Nicolás, de apenas 8 años, no paraba de preguntar ante su realidad: ¿A dónde ha ido mamá?
CUERPO DEL TEXTO
Una madre es el primer objeto amado para un niño y dejar tan solo la lactancia significa ya, un hecho doloroso, obviamente su muertes significa un incontrolable quebrantamiento ante la vida. “Imagínate lo que se siente cuando ya no te queda el cuerpo ni el calor de su espíritu”, me lo dijo Nicolás Guerrero, aquel niño curioso que solía sentarse en la banca de alado cuando íbamos a la escuela. El otro día me lo encontré en un bar de aquellos en los que puedas tomar tranquilamente una cerveza y ver cómo pasan los minutos sin la mínima intencionalidad de dirigirte a casa. Millicens es el nombre del bar al cuál tanto me gusta ir. Minutos después de haber dado el primer sorbo de aquella rubia que tanto me gusta, volteé a ver hacia la barra y ahí estaba aquel niño que sufrió mucho con la pérdida de su mamá hace doce años.
¿Qué si la vida es loca? Por supuesto que lo es. Nicolás estaba casi irreconocible, tenía barba y había engordado un poco, sin embargo su cabello mantenía aquel rubio como el color que toma el trigo cuando el sol lo baña con sus rayos. Inmediatamente nos vimos, corrimos el uno hacia el otro guardando un abrazo. Tras unas seis cervezas y algunos temas de la universidad, surgió la pregunta del por qué nos encontrábamos allí solos. Si bien lo mío era algo pasajero, su asunto era aún mucho más profundo: su mamá. Se aproximaba el día de las madres y cuando alguien, ingenuamente, pregunta sobre el regalo que Nicolás comprará o el lugar al que la llevará a comer, <<simplemente las lágrimas aparecen>> me cuenta Nicolás. “Cuando alguien toca el tema de las madres, es el momento en el que su día empieza en declive” me lo dijo su hermana Daniela, a quién tuve el gusto de ver hace unos meses y se mantiene tal cuál la recordaba, con su larga cabellera castaña y sus ojos grandes que hacen juego a su radiante sonrisa. Sigue siendo aquella niña que lideraba los juegos en el patio de la escuela y obtenía las mejores calificaciones en el salón. Hay partidas que no del todo se van, que siguen ahí, días tras día doliendo igual que en el primero, concluye Daniela.
Doce años atrás, recuerdo que estábamos en la clase de matemática cuando el estricto director de la escuela, Carlos Becerra, tocó la puerta y camino unos cinco metros, con gran pesar, hasta la banca de aquel niño de cabello de oro. Puso la mano en su hombro y le pidió que recogiera sus cosas. Ya para la tarde; mis padres: Jorge y Mery, me pidieron que me usara algo de negro y que los acompañara al funeral de “Lou”, nombre por el que llamábamos a la mamá de Nico. ¿Que si me lo creí? Por supuesto que no, Lourdes era una mujer de unos treinta y cinco años; fuerte, alegre y sobre todo, sumamente bondadosa. ¿Cómo iba a creer yo que Lou había fallecido? Sin embargo la realidad era así, o mucho peor. Al llegar al funeral todo lucía opaco, sin esa chispa de vida sin esa chispa que Nico tenía sin esa chispa que Lou siempre irradiaba.
El cáncer de estómago es una enfermedad en la que se forman células malignas (cancerosas) en el revestimiento del estómago. La edad, la alimentación y las enfermedades del estómago afectan el riesgo de cáncer de estómago, pero ¿quién anda por la vida preguntándose si tiene cáncer gástrico?, un 80% de la población no. Hace unos meses, seis para ser exactos, Lourdes empezó a tener síntomas en la zona del estómago que con el tiempo agudizaron hasta que, al acudir al doctor, se enteró que se trataba de un cáncer gástrico. Esta enfermedad no permite jugar con el tiempo sino que se lo lleva por encima y a pesar de que Lourdes y toda la familia Guerrero habían iniciado el tratamiento, las células cancerígenas habían ganado ya la batalla del tiempo y se encontraban invadiendo otros órganos. Fue la noche anterior – el primero de agosto- cuando Nico dormía en los brazos de su madre, quien a pesar de soportar sus agotadoras quimioterapias, siempre regresaba a casa con el cariño dispuesto a sus hijos y esposo William. Su amado esposo, un hombre de treinta y ocho años; íntegro y trabajador, completamente entregado a su familia. Aún recuerdo el día del entierro; se sentía que el hombre iba a morir también, la vida se había llevado a su mujer. <<Siempre fue amorosa y dedicada, me entregó sus mejores año y ahora ya no estará>> repetía William una y otra vez. Unos diez padres de familia se acercaron a consolar al ahora viudo; sin embargo todos los intentos eran fallidos. El olor del cigarrillo invadió la habitación de aquel cuadro estremecedor, mismo olor que ahora invade el bar y me recuerda que yo tampoco he encontrado las palabras exactas para calmar a mi viejo amigo, Nicolás.
Según el Instituto Nacional de Cáncer, mueren 163,5 personas por cada 100 000 hombres y mujeres por año y sin embargo, aún no se puede decir que la sociedad ha tomado consciencia de realizarse los chequeos de rutina, de cuidar de su salud o de solidarizarse con los enfermos. Como la mayoría de pacientes con enfermedades catastróficas, los del cáncer, llegan a ser invisibles para la sociedad. El 02 de agosto del 2012, Lourdes murió, Nico perdió a su madre. El cáncer se la llevó. “Quien lo hubiese imaginado, se veía como una mujer sana” exclamó la madre de Camila aquel día, “Siempre la recordaremos con su carácter alegre” añadió Héctor, el profesor de aquel grado, pero la frase que desgarro a todos fue cuando Daniela, su otra hija, con lágrimas en los ojos pronunció “Hasta siempre mamita linda”. Cuando volví a ver a Daniela y platicamos un poco, me dijo que ha logrado sobrellevar la muerte de su mamá y que a pesar de ser duro, utiliza la situación para aferrarse a la vida y conquistar sus proyectos “en el caso de Nico es distinto, el nunca supero que su mama, su amada mamá ya no este” dijo Daniela mientras su rostro se entristecía.
CONCLUSIONES
El cáncer de útero, de mama y de estómago son los principales causantes de llevar a las mujeres ecuatorianas al cementerio junto a las asombrosas tazas de femicidio. Es por ello, que el ministerio de salud debe emprender actividades que disminuya las altas tasas de mortalidad, brinde mayor seguridad y proporcione más información a las mujeres y a la sociedad ecuatoriana en sí para que otros niños no vivan lo que Nico vivió cuando el Cáncer se llevó a su madre. Finalmente, Hugo, el dueño del bar se acercó a nosotros para decirnos que estaba por cerrar. Tome mi bolsa mientras Nico se colocaba su chompa azul, salimos de aquel lugar y nos despedimos. Lo vi marcharse notando que aún no he encontrado las palabras necesarias para hablar con él sobre cuando el cáncer se llevó a su madre.

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