viernes, 26 de julio de 2019

Cronica 1 Leslie Figueroa

PERIODISMO II
TRABAJO
Cronica
NOMBRE
Leslie Figueroa
CURSO
Quinto “C”
FECHA
Quito, 10 de mayo del 2019


TÍTULO
Cien horas vendiendo en la calle
SUMARIO
En la ciudad de Quito la labor de los vendedores informales no termina, así como también no tienen  una hora de descanso hasta no obtener dinero suficiente.

ENTRADA/
INTRODUCCIÓN
Es impresionante la venta informal, ya sea por parte de nuestros ciudadanos ecuatorianos o por ciudadanos extranjeros como es el caso de Venezuela ya que por su fuerte crisis económica muchos de ellos han tenido que migrar a otros países en busca de una mejor calidad de vida.
Estas personas al llegar a nuestro país con mano de obra barata han perjudicado nuestra situación económica por lo que mucha gente se quedó sin empleo, su necesidad los llevo a buscarse de alguna manera
su pan de cada día.
CUERPO DEL TEXTO
Son las nueve de la noche y en la parada de los buses que se dirigen a la ciudad de Machachi (Escena por escena) ubicados en el Trébol, todavía hay personas vendiendo dulces, música o películas piratas, fundas con papas, aguas y maníes.
Encontramos a una joven (Fuente) de unos 20 y tantos, flaca, alta, bonita, una buena figura, larga cabellera, pantalones y zapatos gastados, (Escena por escena) llegaban los buses, uno tras otro y ella esperando que algún controlador (Fuente) le dé oportunidad de subirse. Su trabajo improvisado y su buena apariencia dan buenos resultados en su labor diaria como vendedora informal o vendedora ambulante. (Descriptiva)
Los vendedores ambulantes de cierta manera han sobrevivido dentro del mundo colonizado, capitalista y consumista, más allá de la reconocida heterogeneidad estructural, las formas de especialización el control de la moral pública, la reproducción de lo íntimo en lo público, lo privado en lo público, la reproducción de la vida social, el mestizaje barroco aquella economía no capitalista posmoderna.
Para encontrarlos, solo hay que mirar en cualquier avenida principal de la ciudad de Quito, calles muy angostas, muchos carros, ciudad grande perdida de naturaleza, ciudad que vuelve loco a cualquiera. (Descriptiva de ambiente) Donde haya un semáforo, ahí estarán. No importa la hora, siempre habrá uno por ahí: desde el que vende frutas y legumbres, hasta el que vende agua y colas, sin olvidar a los ya mencionados piratas y el que ofrecen dulces. (Narrativa)
Al regresar a la parada de inicio le pregunte: (Dialogo del autor)
– ¿Hasta qué hora te quedas aquí? (Interrogante)
–Dependiendo del movimiento y el ingreso que he generado, hay veces que se vende más y otras veces no se vende casi nada, por lo general  hasta que venda más de la mitad de mi producto o hasta que salga el ultimo bus a Machachi, comenta Marcela, mamá de dos niñas y quien lleva casi 2 años siendo migrante Venezolana sin empleo fijo en el Ecuador. Tengo que llevar plata a la casa para mis princesas.
Su área de trabajo es desde el Trébol, quedándose en distintas   paradas de buses hasta llegar a Machachi y luego  regresa de la misma manera de parada en parada. Cuando tiene más producto para  vender,  comienza la jornada más temprano.
–Yo en mi país estudiaba, pero lamentablemente no termine mi carrera universitaria por la terrible crisis económica que enfrenta el país, con algunos ahorros logre salir junto con mi familia (Fuente) pensando en tener un mejor estilo de vida y al no encontrar trabajo me dedico a vender dulces en los buses, para ayudar en casa. Me encontré con la necesidad de trabajar para mantener a mis princesas, (Fuente) entonces aprendí que estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más. (Metáfora)
Marcela fue asistente de una pequeña tienda, asistente de cocina en una fonda, en fin, lo que apareciera en el camino para poder subsistir, siempre de un lugar a otro. Así logró tener unos cuantos ahorros y mantener a su familia por buen tiempo.
Pero un día las cosas se complicaron,  recortaron personal en la fonda donde trabajaba y ya no había a quién pedirle ayuda. Así que, en la desesperación, optó por ir a los semáforos a las paradas de buses para vender dulces. Hoy en día, comenta, para tratar de vender las cosas varía entre galletas, bombones, gomitas, porque la gente se aburre de lo mismo. (Descriptivo)
– ¿Ustedes tienen la ventaja de que no tienen un horario fijo?
–No tenemos un horario fijo, pero trabajamos más de 8 horas, responde. A veces son las 4:00 p.m. y sigo en la calle, son las nueve y sigo ahí porque no he logrado plata suficiente. No es fácil mantener una familia, por más humilde que sea, comenta Marcela. Cuando eres como yo, que vendo dulces, las cosas son más difíciles. El que tiene un trabajo sabe cuánto dinero tiene cada quincena, yo, en cambio, todos los días tengo que salir a batallar para ver cuánto consigo... no todos los días son iguales, no todo es color de rosas. (Narrativo)
– ¿Cómo enfrenta tu familia esta situación?
– Toda mi familia siempre aportamos con un granito de arena; mis hijas (Fuente) ayudan con el quehacer de la casa, mi madre  (Fuente) con la comida y el cuidado de mis princesas, mientras yo salgo a trabajar hasta tener suficiente para llevar a mi casita algunas cositas que podamos comer, al llegar me encuentro siempre me reciben con mucho amor y alegría, algo muy fundamental que nos caracteriza a otras familias es que a pesar no tener lo suficiente somos felices, cuanto menos tenemos, más ricos somos. (Paradoja)
–Marcela a pesar de la situación en la que vive, es una persona educada, atenta, y sobre todo muy alegre, me invitó a visitar su casa, fuimos caminando como 7 cuadras para poder llegar, entramos por un callejón y al otro lado había un pequeño cuarto de bloque ya estaba viejo, tenía algunos huecos por las esquinas, el techo con plástico negro y cartones, me encontraba con un olor muy agradable a comida y entre ellos el grito de unas pequeñas diciendo “mama, mama por fin llegaste”, con un fuertes abrazos y besos la recibieron, es una familia muy sencilla y humilde, a pesar de haber pasado tantas cosas difíciles, siempre ven el lado bueno de la vivir la vida. (Sentidos: oídos, nariz, ojos, sentir)
Hay que admirar el estilo de vida del trabajador informal o ambulante más aún  porque son personas  quienes día a día en el sol, en la lluvia, (Escena por escena) logran juntar un poco de dinero para llevar a sus hogares, este trabajo es una forma de laborar insegura que no brinda un bienestar fijo, lo que esta sociedad debe comprender que el vendedor ambulante es una persona que al no disponer de un empleo fijo debe buscar el mecanismo para subsistir, ofertando servicios y productos para el intercambio de los mismo por dinero. (Argumentativo) (Conclusión).

CONCLUSIONES

FUENTES: 10
TIPO DE CRÓNICA: Narrativa, Descriptiva, Real
TIEMPOS:  Narrativo, real
Crónica de interés social
Relato en primera persona



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