Talleres Optativos de la
Facultad de Comunicación Social.
“Yo solo quiero pegar en la radio”
SUMARIO
En la semana del 20 al 27 de
mayo se desarrolló la etapa de “Talleres Optativos” en la Facultad de
Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador. Estudiantes y
profesores invirtieron su tiempo en el desenvolvimiento de aptitudes
extracurriculares.
ENTRADA/ INTRODUCCIÓN
En la antesala del desarrollo
de una ardua y rigurosa semana de exámenes, me encontraba pensando: en mi mente
circundaba extasiada la idea de los talleres optativos; en ese momento no sabía
con certeza que iba a elegir. Se publicaron los horarios en la página de la
Asociación de Estudiantes “ASO- FACSO”. Eché una miradita a dicha publicación. En
todo el tiempo que llevo en la carrera no había visto jamás tal ausencia de
talleres optativos en horario matutino para quinto semestre. Apenas había tres.
Rápidamente adelanté mi mirada a los talleres vespertinos. Había una amplia
variedad de talleres, pero uno solo llamó mucho mi atención: “Elaboración de
programas de radio y edición de audio”, suministrado por el profesor Luis
Fernando Eras.
CUERPO/ DESARROLLO
Me inscribí en este taller.
Había escuchado buenas referencias sobre el profesor titular. Lo que más me
llamó la atención es el mundo de la producción radial; cuando niño, tuve un par
de oportunidades de conocer las instalaciones de una estación radial: la magia
de los transmisores, los controles, los oscuros micrófonos, las lúgubres
pantallas , el público espectador que está al pendiente, la creación de un
imago que no puedes ver ni tocar, solo escuchar.
Estaba preparado para los
talleres. Era un lunes normal: me levanté temprano. Tenía clase en el Instituto
Académico de Idiomas a las siete de la mañana. Regresé a casa aproximadamente a
las nueve de la mañana. Tenía que terminar los quehaceres y las tareas de la
universidad. Almorcé al medio día. Tenía que entrenar a la una de la tarde
baloncesto, pues, pertenezco a la selección de la Facultad. Luego, ansioso,
asistí a la clase de taller en el horario asignado.
Las sorpresas no se hicieron
esperar: entrando a clase me topé con una compañera, Kathia, quien era la única
asistente hasta el momento junto al profesor Luis Fernando. El profesor contó a
los dos, que solo cinco estudiantes estaban matriculados. Dio los nombres de
los compañeros para contactarlos. Yo solo supe reconocer a Mara, una antigua
compañera y amiga de la Facultad. Bajé a la Asociación de Estudiantes, pues se
me pareció haber visto a Mara ahí. La encontré y la llevé al aula.
Revisamos entre los tres
asistentes pequeños datos acerca de la maravillosa historia de la Radio. El
profesor explicó cosas que yo realmente desconocía: la historia de la primera
radio en el país, quienes manejaron y manejan actualmente no solo los medios
radiales, sino distintos medios de comunicación. Jamás había escuchado hablar
sobre el “Fantasma Gonzáles”, “Meche Castro”, sobre la “tragedia de la radio
Quito en 1949”, entre otros datos. Esa
fue a penas una pequeña introducción a todo lo que estábamos preparándonos a
hacer. Quería hablar con mis padres, mis abuelos, acerca de todas estas
magnificas historias.
Culminó la muestra de datos
sobre la radio mediante el proyector del aula 72, estábamos preparándonos para
salir.
-
Carlos, ¿Me podría ayudar con un favor? – me
dijo el profesor mientras tomaba sus cosas.
-
¡Claro, “profe” !, ¿En qué le puedo ayudar? –,
contesté.
-
Algunos estudiantes se quisieron matricular en
este taller y no los dejaron alegando que “no hubo cupos suficientes”. ¿Puede,
por favor, comunicar en sus redes sociales que todavía existen cupos
disponibles?, aún se pueden realizar cambios de talleres hasta el día de mañana
a las ocho de la mañana. También necesito que cree un grupo de WhatsApp con sus
compañeras asistentes. Además, necesito contactar con Juan Pablo, compañero
suyo en este taller, para avisarle que mañana no nos veríamos en la tarde, sino,
a las nueve de la mañana.
-
¡Listo profe! Me encargaré de ello –, respondí.
Bajé al patio de la facultad.
Pedí ayuda en mis redes sociales y logré contactar a Juan Pablo, el tercer
compañero que nos acompañaría en dicha travesía. Avisé a Juan Pablo todo lo
sucedido.
En la noche pensé sobre el
gran impacto que, por años, ha tenido la radio en su público. Yo, cuando niño,
solía escuchar la radio en la madrugada y en la noche; la emisora tenía por
nombre “Canela”. Recuerdo que el programa de las mañanas tenía por nombre “A
filo de cama”, mientras que el programa de la noche no recuerdo como se llamaba;
lo que si recuerdo es su voz presentadora inconfundible: Patricio Toro Campaña.
La voz de este personaje me condujo a un mundo mágico lleno de nostálgicas melodías
musicales; su voz era para mi un conjunto de tonos muy graves, semejantes a una
composición de Paganini, o al sonido que hacen las ballenas jorobadas.
El día martes llegó mi
compañero Juan Pablo, y junto a él llegó un nuevo compañero sumándose a la
travesía: nuestro compañero Sebastián.
En los siguientes dos días, el
martes 21 y miércoles 22, aprendí las especificaciones básicas de lo que un locutor
debe hacer al aire. Además, aprendí acerca del manejo de los controles y los
implementos para la producción radial. Los aspectos fueron muy técnicos y
bastante extensos. Lo qué más puedo destacar de estos dos días, es que aprendí
a editar cápsulas, entradas, salidas e identificativos, todo esto necesario
para la elaboración de un buen programa radial. Lo aprendí mediante un correcto
uso de un programa de edición llamado “Adobe Audition 3.0”. Debía tener todo
esto en claro pues, mis compañeros y yo estábamos encargados de la producción de
un programa radial que saldría al aire del día lunes 27 de mayo.
El jueves 23 resultó un día
interesante para mi. Elaboramos el guion del programa. Esta es una de las
partes cruciales dentro del mundo de la producción radial. El programa debía
llevar un toque nuestro. Mientras, junto a mi compañero Sebastián, elaboraba la
entrada, salida e identificativos del programa, pensaba en mi ciudad natal,
Quito. Lo pensé bien: el nombre del programa sería “Las cuatro estaciones”;
esto debido a los cuatro locutores que íbamos a presentar el programa: Sebas,
Mara, Kathia y mi persona. A mis compañeros les agradó mucho el nombre. Estaba
claro, hablaríamos de variedades.
Mientras Kathia desarrollaba
una temática futbolera, Mara desarrollaba temáticas referentes al cine, Sebastián
desarrollaba una temática musical, y yo elaboraba una temática de curiosidades científicas.
Todos debíamos dejarnos llevar en la locución del programa, nadie se iba a
cohibir.
Tuve que contactar a una persona,
un joven artista de la Facultad que iba a ser entrevistado en el programa. El
profesor me dijo que su nombre era Diego. Diego habría aceptado gustoso mi invitación
a participar en el programa, pero estaba a punto de ser padre; su esposa estaba
a días de dar a luz, y él debía cuidarla. Lo felicité. Debíamos conseguir un
artista para ser entrevistado en el programa. Fue entonces cuando se me ocurrió
contactar a John, un artista sonado de la Facultad, y un amigo que yo estimo
mucho. John aceptó gustoso.
El día llegó al fin, estaba
con los nervios de punta. Llegué a clase y el profesor nos hizo, a mis compañeros
y a mi, ejecutar un ensayo previo antes de salir al aire. El ensayo resultó de
maravilla. Sentí una sensación de emoción indescriptible. Después, llegamos a
controles y un aire profesional me invadió. Probé, junto a mis compañeros, los micrófonos
y audífonos. Con una emoción tan grande, casi que opacaba a los nervios, locuté
en el programa.
CONCLUSIÓN
El programa resultó como lo
esperaba. Recuerdo mi primer programa con afecto. Le dediqué muchas ganas y
trabajé con mucho ahincó. Finalmente,
logré grabar junto a mis compañeros. Esto me deja una agradable sensación, y
una sed de querer seguir explorando el mundo de la radio, pues, siento que este
espacio está destinado a la magia. Este es solo el comienzo.
TEMA: Mi primera experiencia
en la radio.
MODALIDAD: Crónica social y de
opinión.
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